La domótica permite que una vivienda pueda funcionar de manera inteligente. Así, responde a las necesidades de confort, seguridad y eficiencia de sus habitantes mediante sistemas automatizados. En tanto, la arquitectura busca el confort y el bajo consumo mediante la casa pasiva. Si bien una vivienda tradicional puede convertirse en inteligente, cuando comenzamos con el proyecto desde cero integramos la domótica en la arquitectura.
¿Qué significa integrar la domótica en la arquitectura?
Por su parte, la domótica supone una revolución en la arquitectura, al incorporar la tecnología en el diseño inteligente de las viviendas. Así, las casas inteligentes pueden funcionar de manera automatizada gracias a sistemas tecnológicos. La domótica incluye la gestión energética, comunicaciones, seguridad y confort.
Al integrar la domótica en la arquitectura, se incorporar elementos concretos que definen cada espacio según sus necesidades de control, gestión, ahorro, confort y seguridad.
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Así, no se trata solamente de integrar dispositivos de control, sino utilizar los materiales y diseño arquitectónicos que ayuden a conseguir los objetivos de la domótica.
Por ejemplo, la domótica en climatización implica utilizar sensores y sistemas automatizados para controlar la calefacción, refrigeración y ventilación. Así, se puede programar el encendido, apagado y temperaturas a distintas franjas horarias. También, adaptarlas a la temperatura reinante. Al mismo tiempo, controlar la apertura y cierre de cortinas o persianas aprovechando la luz solar.
En tanto, la arquitectura hace su propia contribución a la climatización mediate la llamada arquitectura pasiva. Es un estándar para el diseño y la construcción que permite mantener una temperatura confortable y alta calidad del aire interior en base a determinados criterios.
Así, la domótica en la arquitectura implica lograr la máxima eficiencia, confort y seguridad, en el contexto de un diseño simple y de bajo consumo.
Características de la casa pasiva
Es interesante resaltar que una vivienda tradicional puede convertirse en inteligente incorporando distintos elementos domóticos.
Sin embargo, la máxima eficiencia de la domótica se alcanza cuando la arquitectura contribuye a los objetivos de la domótica desde sus propias directrices.
Es decir que, por ejemplo, incorporar sistemas de sensores y cierre automático de persianas en base a la luz exterior puede ayudar a reducir el consumo de energía. Sin embargo, si se utilizan ventanas con alto rendimiento térmico, se potencian los efectos de la domótica.
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Así, la domótica en la arquitectura se beneficia con estas características de la casa pasiva:
- Volúmenes. El diseño ideal es el rectángulo perfecto. Los planos simples son más eficientes que los complejos. Mayor longitud perimetral implica escapes de energía y necesidades de mayor calefacción.
- Orientación. El diseño se relaciona con la posición del sol en el cielo, para reducir la necesidad de calefacción en invierno y evitar el sobrecalentamiento.
- Materiales de alto rendimiento. Ventanas de alto rendimiento térmico y buen aislamiento.
- Hermeticidad. Ayuda a un aislamiento eficaz permitiendo la renovación del aire.
- Confort en invierno. Vinculado a la calidad del aire interior y la utilización de materiales con menor variación de temperatura de superficie.
- Puente térmico. Evita la dispersión de calor reduciendo la demanda de calefacción hasta un 30%.
Casos de aplicación de domótica en la arquitectura
Actualmente no es raro encontrar viviendas nuevas con domótica incorporada. Sin embargo, todavía no es tan habitual el diseño energéticamente eficiente o casa pasiva.
Un ejemplo de este tipo de arquitectura y domótica puede verse en la nueva sede del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Se trata de un diseño del prestigioso arquitecto Norman Foster, y es el primer edificio público en América del Sur en alcanzar la certificación ambiental LEED.
Esta certificación impone importantes exigencias en cuanto a ahorro de energía, según los materiales utilizados, instalaciones eléctricas y sistemas de climatización e iluminación.
El edificio aprovecha al máximo la iluminación y ventilación naturales, a la vez que se integra al paisaje para reducir el impacto ambiental.
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La certificación LEED distingue los llamados “edificios verdes” en los que la domótica juega un papel central. De hecho, la domótica tiene mucho que aportar a esta certificación a partir de la eficiencia en el uso del agua, energía y atmósfera y calidad ambiental interior.
En realidad, hay decenas de edificios en todo el mundo que van alcanzando esta certificación, como así también otros edificios públicos, barrios y urbanizaciones.
Si estás pensando en integrar la domótica en la arquitectura de tu próximo proyecto, consultá con los expertos de USS Argentina.
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